Museo Cristobal Balenciaga

Mi admiración por Cristóbal Balenciaga viene de muy lejos, mucho antes de ser una costurera en ciernes. Su forma de crear volúmenes, las lineas de sus diseños, la perfección y los detalles en los acabados, lo adelantado a su época y su creatividad sin limites, hacen que sea mi favorito. Para mi es EL MODISTO con mayúsculas.

Todo esto hacía que siempre hubiera tenido la espinita de visitar el museo que hay en su honor, en su Guetaria natal. La verdad es que no conocía como era la obra arquitectónica de Julián Argilagos y me gustó muchísimo. Me gusta que el continente no desmerezca lo valioso del contenido, pero que tampoco lo empañe. En este caso el edificio me parece un gran acierto.

De la exposición ¿que voy a decir? Me quedé sin palabras, tras leer punto por punto toda la historia de Balenciaga y ver la evolución de su obra a través de sus vestidos. Una cosa que también me maravilló, fueron sus ilustraciones. Había visto sus trajes, pero no sus ilustraciones y me impactaron. Creo que no deje ni un rincón/vestido/tocado/ilustración sin fotografiar, pero que no cunda el pánico no os voy a aburrir con mil fotos, es mucho mejor que vayáis al museo, merece la pena cada uno de los 10€ que hay que pagar por entrar. Totalmente recomendable.

Y para rematar el día que mejor que disfrutar de la gastronomía local. Tenia ganas de probar en el restaurante Astillero pero cuando llamé para reservar estaba ocupado como las 2 ultimas ocasiones que lo he intentado. Así que por recomendación de una paisana de la vecina Zumaia acabamos en el restaurante Iribar, justo al lado de la iglesia. Todo un acierto, sin duda un broche perfecto para un magnifico día.

PD. Hoy retomo las clases de costura con mas ilusión que nunca